miércoles, 21 de marzo de 2007

Nuestro pasado está presente.

Cuando hablamos de nuestras antiguas culturas, nos remitamos a la época anterior a la conquista. Debido a la evangelización e imperios de los españoles por medio de la iglesia católica, suponemos que las culturas, Maya, Mexica, Tolteca, etc. Se extinguieron al paso de los años, ahora sólo quedan pequeños grupos marginados por la nueva sociedad mexicana, sin embargo hoy 21 de marzo con motivo de la llegada de la primavera, se dio una manifestación de estas culturas que aún están latentes en algunas partes de nuestro país.

Al ver el cúmulo de gente que acude a las zonas arqueológicas, yo me pregunto ¿qué es lo que mueve a estas personas a ir a adorar a antiguas deidades?, ¿ ¿Cuál es la finalidad de su visita? Respuestas puede haber al igual de números de personas. Lo que interesante aquí es que se ven todo tipo de expresiones de devoción ante este suceso. Hay quienes van con una virgen maría en el cuello sujetada con las manos. Otros se atan listones de colores en as muñecas. Los danzantes hacen el ritual supuestamente acostumbrado. Es aquí donde radica el interés del tema, esta resistencia que esta ahí latente, aun hoy, aun después de más de 700 años. La guerra ideológica entre nuestra cultura y la cultura invasora. Antes se movía con el objetivo de mantener, a pesar de la llegada de los españoles, todo el sistema social, religioso y económico, ahora a la mejor nos mueve una recuperación de nuestras raíces para provocar una valoración a nuestro pasado y a nuestro presente. Los dos aspectos denotan una necesidad de nuestra cultura a entablar un vínculo de pertenencia e identidad.

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